3:42 a.m.
El frío cada noche es más intenso, se puede sentir como si miles de pequeños témpanos de hielo se clavaran en todo el cuerpo. El aire frio que respiro recorre mi garganta que arde de dolor y la oscuridad de la noche me envuelve lentamente alejándome de todo por unos segundos. Doy vueltas por este sitio ruidoso intentando distraerme o encontrar alguna falla que haga mi noche un poco más productiva. Me abrazo para darme un poco de calor; todo está tranquilo, como en un cementerio lleno de cadáveres helados y putrefactos que son velados por la grandiosa luna llena. Regreso al edificio medio iluminado donde sólo deambulan otras 4 almas más la mía; el silencio se vuelve acogedor y me permite encontrarme al fin con mis propios pensamientos. Lo que más me gusta de estas noches eternas y miserables es que puedo sentarme frente al computador y hacer lo que más me gusta mientras las palabras que no pronuncio se plasman con gracia en una hoja en blanco que poco a poco se llena de vida y color; si, definitivamente eso es lo mejor. Escribo y escribo y sonrío porque al fin mis dedos se deslizan sobre el teclado como danzando sutílmente y mi corazón se acelera con cada sonido que emiten esos pequeños cuadrados grises bajo mis delgadas manos. Y soy libre pero a la vez esclava. Y me siento sola pero tranquila. Y me siento aconcojada pero feliz. Y miro el reloj que marca dos horas más tarde en mi cabeza que sólo desea recuperar algunas horas de sueño y sobre todo los buenos hábitos alimenticios, pero todo es incierto y lo sabe. Nada es seguro en esta vida y en esta oscuridad tan sola el panorama no es menos gris pero mientras pueda volver a recuperar estos pequeños instantes y mientras pueda seguir sintiendo su roce tibio después de esta fría tempetad, todo seguirá valiendo la pena, y la brisa helada, la noche oscura, la soledad perpetua que mas dan....
2 Rulean el Universo:
Totalmente de acuerdo, que más dá. En eso se convierten muchos días, bombardeados por la banalidad, envueltos en sueños rotos y en esperanzas gastadas, la verdadera ilusión es aquella no propuesta; repito contigo...
¡Que mas dá!
Te extrañaba tanto...
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