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7.28.2010

La Máquina del tiempo...


Y aquí sentada mientras me ahogo en mi propio llanto como hace meses no lo hacía, encontré la oportunidad perfecta para volver a utilizar mi espacio para deshacerme de todas las cosas que estoy sintiendo. Hoy era un día nostálgico, se veía venir por el color del cielo esta mañana, por las gotas de lluvia y por las circunstancias.

La caminata hacia la planta mientras lo extrañaba con toda mi alma no era en vano. Los pensamientos dispersos, la búsqueda de fotos viejas, la lectura de viejos posts del blog, no eran otra cosa más que el anuncio de que pronto empezaría a recordar, a retroceder en el tiempo y a volver a tener miedo. La ventana del msn reclamándome cosas fue el ultimatum, lo que decía la ventana me causó uno de esos episodios que estoy teniendo a veces, de retroceder en el pasado, volver a sentir lo mismo y creer que se repetirá una y otra vez y jamás escaparé del ciclo que viví. Creo que algunos pedazos de la vieja Maya de este blog aún viven en mí y despiertan cada vez que algo nostálgico me pasa...

Tantas cosas me pasaron en tan poco tiempo, que al principio era casi imposible digerirlas, pero con el tiempo todo se ha acomodado en el sitio que debe estar, en el sitio en el que yo decidí que las iba a poner. A veces olvido que la realidad de las cosas es el hoy que vivo dia a dia, que lo único que tengo son mil recuerdos y mi presente, que mis planes podrán o no hacerse realidad, pero que existen mil posibilidades acechando, para bien o para mal. A veces me mato el cerebro pensando en como voy a decorar mi próximo apartamento, en cómo me sentiré en mi futuro trabajo, en como será una cosa o la otra, y me pierdo realmente de vivir el momento, de disfrutar la compañía, de agradecer por lo que tengo. De nada me sirve llorar por lo que pasó, de nada me sirve arrepentirme de algo que no puedo cambiar. De nada me sirve desperdiciar los momentos que paso al lado de los que más amo. Los planes del futuro, son sólo eso, planes; el amor, el cariño, el roce de tu piel, los besos de tus labios, la lengua fría de mi perrito, la nariz fria del tuyo, tu sonrisa, la felicidad de mis padres, la de mi hermana, las arrugas de mi abuelita, las canas de mi abuelo, esas son las cosas que tengo que distrutar hoy, las que recordaré mañana.

El resto lo iré construyendo como tenga que ser, como decida en el momento, mientras tanto, cada vez que me siente a recordar, cada vez que decida dar un viaje en la máquina del tiempo, usaré esos recuerdos para agradecer lo que tengo ahora, las oportunidades que tengo ahora, las personas que tengo ahora, porque las que ya no están, las que fueron y ya no serán, esas ya tienen un lugar especial en mi memoria y en mi corazón, aunque algunas veces sea un poco doloroso recordarlas, y aunque a veces sepa perfectamente que ya nada es igual...

7.26.2010

Dreamcatcher

Y en la soledad de mi habitación un 26 de Julio vuelvo a ser yo. Vuelvo a reir, a soñar, a cantar, a escribir. Las palabras vuelven a fluir a través de mis dedos y el impulso inquebrantable de transmitir sentimientos me inunda, me llena, me atrapa hasta que ya no puedo aguantar. Me siento frente a mi amigo silencioso, frente a mi cómplice de noches eternas, frente a mi herramienta de ilusiones y desencantos, y a pesar de que sé que es un objeto inerte sin vida y sin anhelos, sé que el también está feliz de sentirme acariciarlo tiernamente, de que volvamos a ser uno sólo, él y yo, y las letras que ambos compartimos.

Un poco de ambiente, música apropiada para dejar volar la imaginación, ganas de llorar, pero esta vez de felicidad porque al mirar atrás definitivamente debo sentirme agradecida porque a pesar de todo, jamás he dejado de ser quien soy; quien realmente soy y definitivamente el yo de hoy es absoluta e inconmesurablemente mas feliz.

Pensamientos que dan vueltas en mi cabeza sobre mil historias para contar, historias de fantasía, historias de verdad, historias que pienso volver a plasmar... Cierro los ojos y siento como de repente la fuerza de antes me invade, la única fuerza que me hizo seguir con vida, la única fuerza que extrañaba que volviera, la única fuerza que jamás quiero dejar atrás. Abro los ojos y empiezo a escribir estas palabras, sonrío cuando termino de leerlo y darle la aprobaciòn final y al colocar este último punto se de verdad que aunque a veces lo parezca, este no es el final...

7.08.2010

Soledad

Bitácora de la comandante Hotaru

Fecha Espacial: Año 3050 D.C.

Día 709

Es un aburrido jueves y sigo atrapada a bordo de Samar B100, una nave espacial puesta en órbita hace 709 días, 1 hora y 3 minutos con el fin de llevar personal especializado a una misión secreta para proteger los recursos vitales de la Tierra, los cuales han ido desapareciendo a lo largo de la historia y debemos intentar reproducir en planetas piloto para recrear condiciones favorables para la vida de la especie humana. Y pregúntenme si me importa.

A mí prácticamente me obligaron a subir a esta nave y aunque en ese momento pude haber dicho que no, creí que dejarme guiar por mis padres era una buena opción y acepté sin decir nada. Viéndolo bien, la culpa de que esté aquí es sólo mía. Mi estadía en la tierra hace dos años no estaba siendo del todo productiva y agradable, incluso, llegaba a pasar días enteros desesperada sin saber qué hacer y creo que las situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, o eso dicen.

En Samar B100 los días son eternos y las noches son extremadamente cortas. Supongo que para que nuestras vidas sigan siendo aburridas acortan el poco tiempo que tenemos para ser “libres” y huir de todo. Y la palabra “huir” se que suena exagerada, no hay a donde escapar a bordo de una nave espacial, y mucho menos podemos escapar de nuestros propios pensamientos, simplemente digamos que lo intentamos.

Lo sé, se que sueno un tanto infeliz, pero a veces lo soy. Y definitivamente la especie humana es incomprensible: Cuando nos falta algo, lloramos, pataleamos, maldecimos y reclamamos que nos hace falta, y cuando lo obtenemos, lloramos, pataleamos, maldecimos y reclamamos otra cosa que nos hace falta. No sé sinceramente para que tratamos de salvarnos, somos la especie más egoísta que habita el planeta tierra.

Aquí arriba todo parecía diferente al principio, cuando despegamos y nos pusimos en órbita todos éramos una familia, trabajábamos en equipo por un mismo ideal y la convivencia era lo mejor. La emoción del espacio exterior, de lo desconocido, hacía nuestros días un sinfín de posibilidades nuevas y experiencias únicas. Hasta que un día nos dimos cuenta de que todo en realidad era igual.

No voy a hablar de mis compañeros de viaje. No se lo merecen. Bueno, dos o tres son verdaderamente valiosos para mi estadía aquí. De resto no vale la pena. Igual que en la tierra. Cuando no estoy recibiendo quejas de que algún equipo está fallando, de que algún repuesto se está agotando, o de que hay innumerables fugas en algún lugar de la nave, me gusta mirar por la pequeña ventana de la nave y escribir en esta bitácora. Repito, cuando nada de lo anterior pasa, que se reduce a un 3.1% de mi tiempo. Y mirar por la ventana y ver ese pequeño planeta antes todo azul, me hace pensar. Me hace suspirar. Me hace llorar.

A veces no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, no todo lo que brilla es oro, recibes los que mereces, cosechas lo que sembraste, no hay lugar como el hogar y tu hogar es donde está tu corazón. Todas estas frases van y vienen en mi cabeza, la revuelven, la estremecen. El poco contacto con mis seres queridos en la tierra me fortalece, me llena de energía vital. Pero con el paso de los días se acaban las reservas de fuerza espiritual y cargarlas a veces es complicado por no decir imposible.

No puedo abandonar la misión. Eso lo sé. Tampoco es como si pudiera abrir una escotilla y tirarme al vacío, a la oscuridad, a la nada. No puedo dejar que mis no tan sabias decisiones arruinen las decisiones que están por venir. No puedo dejar que nada ajeno a mí entorpezca mi ser y mi determinación. Por eso decido escribir esto. Por eso decido ser valiente. Por eso decidió continuar aunque me cueste tanto.

Por eso cuando me siento así, como hoy, vengo a mirar por la ventana, a añorar, a esperar y construir. Porque mientras más tiempo paso en Samar B100, más anhelo estar en mi hogar, en casa…

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