Playa, Brisa (Mucha) y Rock

Lo más raro de este post no es el título, porque la palabra Rock no tiene nada en común conmigo, lo más raro es que me hayan dicho: Alístate, te voy a llevar a un concierto de ROCK y yo haya dicho: Bueeeno... No pregunten, porque la respuesta a por qué acepte esa invitación, no la sé, quizás fue porque era sábado por la noche y yo estaba jugando Maple (si no sabe que es Maple, remítase al Blog de Natsu), quizás fue porque había luna llena, o tal vez sólo es producto de la agradable compañía que iba a tener, no sé, y si lo sé, no quiero averiguarlo.

Pasan por mi el Señor X, un amigo Geek del Señor X y Nats, pasadas las nueve y en el auto de mis sueños, yo me pongo cómoda (literalmente) y empiezo a rezar para que no me salga la novia de Puerto y se me siente al lado. Cabe resaltar que ni siquiera 30 minutos después de subirme al auto tenía yo idea de a donde rayos me iban a llevar; al rockódromo niña, al rockódromo, y yo sólo podía poner cara de WTF...

Nunca dejé de pensar que mi dinero estaba en el lugar equivocado, pero después de mirar hacia el cielo y notar la inmensa cantidad de estrellas que la noche en la ciudad opaca con todas sus luces, y que ésta vez podía apreciar perfectamente, me hizo pensar que quizás el viajecito estaría hasta interesante.

Después de unas cuantas indicaciones y uno que otro chiste malo, dimos con el mentado lugar, una casa pues, que utilizan para toquines de rock varios, o esa fue mi impresión. Un ambiente medio alternativo, bohemio, renegado y anti yuca. La verdad, lo de bohemio lo pongo en tela de juicio, porque las transiciones entre una canción y otra eran desastrozas, capaz que estabas escuchando Green Day y de pronto te salía Cristian Castro (bueno, tanto como eso no, pero la idea es esa -.-). Lo primero que noté al llegar fue el cielo y la playa, y pensé, son ideas mías o acabo de realizar un deseo, ver las estrellas y la playa de noche por segunda vez, y así fue, me dejé acariciar por la brisa y me sentí libre, aunque el sentimiento de libertad no duró mucho. Poco a poco fue llegando más gente, que al parecer tiene sus gustos musicales bien definidos; soy de las que piensa que el hábito NO hace al monje, pero lamento decir que en la mayoría de los casos SI es así. Rockeros, alternativos, rebeldes sin causa, fue mi impresión al ver entrar a la gente y ver sus looks. Fue en ese momento en que me sentí como Britney Spears en un concierto de Rammstein (sería bueno que hubiera escuchado alguna vez algo de ellos, o creo que sí, pero sólo duró 3 segundos hasta que la borré de mi Pc).

El caso es que empecé a sentirme incómoda, y más incómodo fue notar que el frío aumentaba considerablemente, y que yo en mi afán de verme linda y hacer que mi ropa combinara perfectamente, decidí cambiar un par de tennis por unas sandalias que hicieran juego con el color de mi blusa que no pude lucir por el mentado buso (fuck, odio no saber como demonios se escribe una palabra, que alguien me corrija)* que tuve que ponerme encima para evitar congelarme; y mi genial decisión contribuyó a que mis pies estuvieran helados TODA la noche. Pero con respecto a eso aplicaré la misma respuesta de Miranda hace como 3 días en un capítulo de Sex and the City: Los tacones me cansan hasta morir, pero JAMÁS los cambiaré por nada diferente, la idea es esa -.-.

Después de sentirme extraña, de esperar hasta las 2 de la mañana para que tocaran los famosos 69 Nombres y que a mí me gustara más un grupo X llamado Rocksito, o Rockcito o como sea que se escriba, de aguantar hambre y enojarme hasta los huesos por tener que ver como le sacan el 200% a un disque GRAN chuzo de carne que no valía eso jamás, de congelarme hasta las pestañas y de mentarle la madre a los imprudentes que me dejaban ciega cada cinco segundos con los flashes de sus cámaras fotográficas, creo que aprendí una gran lección: Aprende a decir NO cuando no te gusta a donde irás, el problema es decirle NO a alguien que con sólo verlo a los ojos te parece interesante mejor decirle que SI.

Lo importante de todo esto es que si hubiera dicho que no, me hubiera perdido del sonido del mar, de las estrellas haciendo mil figuras en el cielo, de un rato diferente, de un grupo que me tramó, de una caricia del viento en mi rostro y de que me consintieran un rato. Y nada de eso lo imaginé cuando acepté ir al supuesto concierto de Rock. Pero así es la vida, te presenta pequeñas olas de felicidad en todo un mar de supuestas cosas que te atormentan.

Gracias ^^