¿Y donde quedó la privacidad?

Extraño esas épocas donde uno podía utilizar un blog como una manera de exteriorizar ciertas emociones, opiniones e ideas sin pensar que alguien más pudiera utilizarlas en nuestra propia contra, para lastimar, para ofender, para levantar falsos testimonios o simplemente para estar pendientes de todos nuestros pasos y de toda nuestra vida. No sé en que momento nos abrumaron todas estas redes sociales en donde definitivamente no existe el término privacidad y en dónde personas ajenas a nosotros pueden enterarse de absolutamente todo lo relacionado con nuestras vidas sólo con hacer un click.

Un número de teléfono, un correo electrónico incluso una dirección, nuestro lugar de trabajo, las personas de nuestra familia, relaciones sentimentales, todo está al alcance de alguien que teclee nuestro nombre en cualquier buscador. Y ahora que lo pienso bien, me aterra. Me aterra porque yo estoy en el mundo 2.0 desde antes que todo esto pasara, yo entré en este mundo "virtual" como diversión, de la manera más ingenua, con curiosidades como todos, y encontré un espacio donde ser yo sin que medio mundo lo supiera, encontré la forma de desahogarme, de hacer catarsis, de jugar, de contactar otras personas que como yo, habían encontrado un tesoro. Y hoy, hoy parece como si absolutamente todo el mundo estuviera conectado, como si absolutamente todo el mundo quisiera y pudiera estar enterado de todo, y no hablo de noticias del mundo, hablo de nuestras vidas privadas, que de privadas ya no tienen nada.

Hoy podemos ver si alguien nos está engañando sólo con leer twitter, o ver su facebook, ya ni siquiera es necesario "hackear" cuentas de hotmail con tarjetas falsas de gusanito; engaña hoy y mañana podrás enterarte con sólo sentarte frente a un computador. Hoy son pocos los blogs que siguen teniendo un propósito, que no son simplemente moda porque "si ella puede tener un blog, yo también". Hoy ya no sé si a la vuelta de una esquina me esté esperando un secuestrador, un ladrón o un enfermo mental para hacerme algo porque encontró toda mi información en internet.

Ya saben que digo que FB es el demonio, lo es, igual que twitter, igual que los blogs, igual que ahora el famoso Buzz de gmail. Estas cosas destruyen relaciones, destruyen corazones, hacen que nos encerremos en un círculo vicioso del que será muy difícil salir; nos hacen adictos a la autoflagelación, a la autocompasión y el sufrimiento y desde que estoy en ellos, he derramado más de una lágrima por enterarme de cosas "ocultas" en mis relaciones. pero, ¿que puedo hacer? Es un suplicio de por si, a veces no poder expresarme en mi blog, es suplicio para mi no poder estar en contacto con personas que ahora están lejos, porque debo admitir que no todo es malo, no lo es, he conocido personas maravillosas a través de estos medios, y tengo muy buenos recuerdos de eso. He asistido a eventos, he compartido pensamientos con gente, he compratido sentimientos con otras y he hecho esta vida 2.0 parte de mi vida real y precisamente por eso me dejo afectar tanto de alguna estupidez como que no me agreguen al FB y a otros si.

Pero que más da, somos nosotros mismos los responsables de lo que nos pasa, somos nosotros mismos los que le damos click a esos acuerdos de "privacidad" y aceptamos entrar en este mundo virtual donde nada de lo que se ve es 100% así. A fin de cuentas somos nosotros mismos los que nos clavamos el cuchillo en el cuello, nos exponemos, nos desnudamos frente al mundo y aceptamos sufrir con lo que esto conlleva de vez en cuando.

Seré sincera, amo todas estas cosas, las amo antes de que mucha mucha gente siquiera supiera de su existencia, pero tendré más cuidado, seré estricta, seré fuerte, y tendré que autocensurarme algunas veces. Personas como yo no resistimos ciertas cosas y este mundo virtual no es la excepción.

Mientras tanto seguiré luchando con mis fantasmas y mis demonios, dentro y fuera del mundo virtual, porque siempre, siempre habrá fantasmas que encuentran la forma de regresar.

Y por favor, recuerden, esto es sólo una parte de lo que somos, nada podrá reemplazar la verdadera interacción, ni mirar a alguien a los ojos y decirle lo que sientes, ni poder olerlo, o sentir su respiración, ni compartir sonrisas, abrazos y besos. Esto es sólo una parte de lo que nosotros queremos que el resto del mundo vea.