Mi mamá a veces hace una arepita con queso y mantequilla deliciosa. Me la como calientica con un pocillo lleno de agua de panela caliente por las noches. Mi perrito se sienta al lado mío y espera ansioso su pedacito de arepa; al parecer, tambien es de su comida favorita. Por las mañanas me despierto calientica en la cama, con mi sábana de pooh y rodeada de mis peluches. Lo primero que veo es a mi perrito subiéndose de un brinco a la cama para que le haga pechiche. Bajo a la cocina y encuentro un vaso de jugo bien frío, algunas veces es de Guayaba
(mi favorito), otras veces puede ser de Mora, Naranja o Tomate de árbol.
Aunque organice mi cuarto y lave mi propia ropa, es bueno saber que en la casa encuentro todo lo necesario para poder hacerlo, como por ejemplo jabón y lo más importante: un patio donde colgar la ropa para que se seque. Creo que otra de las maravillas que adoro en mi casa es el clóset. Sip, leyeron bien, el clóset. Me gusta tener la ropa organizada, bien colgada para que no se arrugue, los zapatos en parejas en su puesto y todos mis accesorios con las cremas, los perfumes y demás implementos de aseo debidamente organizados en su lugar. Lo admito, soy medio maniática con eso.
Tengo conexión de banda ancha y televisión con 108 canales de los cuáles sólo veo 5 o quizás 7. Si tengo hambre, bajo las escaleras y saco lo que encuentre en la nevera. Si estoy aburrida, llamo a mis amigos y vamos a jugar DDR al Buenavista. Si me siento enferma, mis papás y mi tía J, me atienden y me consienten. Si tengo calor, simplemente enciendo el abanico.
Y se preguntarán por qué les estoy haciendo un resúmen de mi vida tan pero tan afortunada. Pues bien, algunos ya saben que parto a vivir "semi sola" en otra ciudad. Y hoy me dí cuenta de todas las facilidades que tengo y de las que estoy sumamente agradecida. Pero lo más importante es que me di cuenta de que no voy a extrañar estas cosas más de lo que voy a extrañar a la gente que me rodea a diario.
No tendré televisor con tv cable, ni conexión a internet, ni un clóset para colgar la ropa
(a menos que consiga un cuarto que si tenga porque en el que voy a quedarme, no hay U.U), pero nada de eso será comparado a las mañanas en las que el desayuno sea un vaso de yogurt con zucaritas o un jugo de caja, en el almuerzo tenga que ir a un sitio a comer sola
(aquellos que me conocen, saben que me entristece ver a alguien comiendo sola, ahora imagínense yo haciéndolo) y por las noches, cambie la arepita y el agua de panela por una pizza con coca cola.
Y si bien, todo esto es soportable, porque ya lo viví el año pasado cuando me fuí en Diciembre
(el mes que mas adoro pasar en mi casa) para Cartagena; lo único que verdaderamente me hizo derramar una lágrima y me partió el corazón, fue escuchar a mi hermanito decir lo siguiente:
Punci: ¿Maya, entonces no vas a ver como obtengo mi nuevo cinturón en Taekwondo?
Maya: ¿Cuándo es?
P: La otra semana, o la otra de más arriba.
M: No puedo punci. *Negando con la cabeza lentamente*
P: ¿Y por qué tienes que irte a trabajar?
M: Porque necesito el dinero....
P: ¿Y por qué tiene que ser allá?
Yo no respondo, lo miro fijamente y él pone carita de tristeza, se voltea y a mí se me sale una lágrima, igual que ahora que escribo esto. Y entonces entendí que puedo sobrellevar cualquier cosa, puedo dormir en un colchón, puedo desayunar jugo de caja por todo un mes, pero lo único que me va a doler realmente, es perderme los logros de mi hermanito, que es como hijo; no estar para él cuándo me necesite, no tener a mis amigos para pasar el rato y sentirme acompañada, no ir con mi mamá a hacer todas las vueltas, y claro, no hacer zapping un miércoles por la noche con la persona que más amo en este mundo.
Mi vida está llena de cosas que me la facilian, de comodidades que me hacen la vida fácil y llevadera, pero si no fuera por las personas que me rodean, yo sería una persona muy triste. Y de verdad, puedo perderme la rumba de fin de semana, o la película en estreno, pero perderme el exámen para cinta amarilla de mi hemanito jamás, y si me lo pierdo, me dolerá toda la vida.
P.D. Ya lo sé, tampoco es para tanto, como dijo el señor Turin: No me voy para la china. Pero de verdad que dejar de ver a un hijo es cosa seria...P.D. 2. La imágen es de aquí.