ODIO

Ojala pudiera golpearte varias veces para que entendieras, asi por lo menos intentaría reacomodar las neuronas que tienes en tu poco oxigenado cerebro. A veces lo haces parecer como un cuarto de acero que absolutamente nadie pueda traspasar, ah claro, a excepción de esos seres babosos e insignificantes que se escurren por las paredes y que te cautivan hasta el punto de usarlos como mascotas. ¿Y que somos nosotros para ti? Eso, insectos. Seres inferiores, que no debemos mostrar deseos, sueños, ilusiones, esperanzas, e incluso alegrías que no tengan que ver contigo porque es entonces cuando nos maltratas, nos aplastas como los viles animales inferiores que somos para ti.

Tambien puede pasar que sencillamente te aburras, y decidas sacar a una de tus tercas neuronas a pasear por el jardín con la segunda intensión, claro está, de secuestrar otro animal indefenso, pero jamás uno más grande que la palma de tu mano, así te evitas cualquier complicación y puedes acabar con nuestra miserable existencia en tu mundito irreal con solo un golpe.

¿Sabes que es lo peor de todo? Que nos encanta, de alguna absurda manera que aún no puedo ni siquiera comprender, nos fascina y nos enloquece la forma en la que nos atraes con una fuerza igual o superior a la puta fuerza de gravedad y después de que nos usas y nos botas a la basura como los desperdicios que representamos para ti, nos quedamos ahí, tristes, callados, ausentes, esperando tu arrepentimiento que como es obvio, jamás sucederá. Porque tú siempre tienes las de ganar, aunque el resto del mundo opine que estás mal, siempre te sales con la tuya, siempre tienes la razón, tu palabra es la ley, es la verdad, única e inequívoca y hay de los pobres que intenten refutarla.

Lo que necesitas son unos buenos golpes, de esos que da la vida, para que aterrices en el mundo real de una buena vez, pero no, nadie jamás osará lastimarte porque tu nos dominas, nos lavas el cerebro y te nos metes tan adentro que después, a pesar de todo el daño, no podemos ni siquiera odiarte. Lo único que se me ocurre, es darte tiempo, y rogar porque la vida te ponga de frente a un insecto que te pique y te envenene y tu ponzoña reaccione con la del animal en cuestión, y te cures para siempre de tu importaculismo selectivo y tu valemadrismo existencial, porque tu no eres más que nosotros y nosotros no somos menos que tu, aunque en tu pequeño y egoísta mundo tu creas que eso es verdad.

Te Adoro, oh si, para que te voy a mentir, y me odio, por darte la importancia que no mereces porque si yo no valgo nada para ti, tu no vales nada par mí y en conclusión, no valemos nada para el mundo.

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